Hasta el 1 de julio, se llevará a cabo en la Sala E de la Cinemateca de Bogotá la exposición Des-Com-Poner, un proyecto de audiovisuales vivos que exploran la mutabilidad del lenguaje audiovisual, liberándolo de la rigidez del inicio a fin y la perfección técnica de la producción. Además, investiga biológicamente el territorio de Barrios Unidos en Bogotá, abordando historias, sensaciones y problemáticas locales. Este proyecto es también un documento histórico que reflexiona sobre el territorio y visiones de futuros posibles, conectando inquietudes locales con las de artistas internacionales en temas como la pandemia y la poshumanidad.
La exposición se presentará en dos actos; la primera parte del 6 al 16 de junio con las obras Fruto(Adriana Niño), Infraterra (Juan González), Patrones de información (Sara Luna) y Atlas(Flor Peñuela); y la segunda parte del 20 de junio al 1 de julio con las obras Enlaces y extinciones (Colectivo Reset), Macroespacios(Angie Martínez, Carolina Latorre, Leidy Montañez y Ricardo Colina), Tybantoque (Luz Jennifer Divantoque) y Atlas(Flor Peñuela).
Este proyecto fue ganador de la Beca de curaduría audiovisual para la Cinemateca de Bogotá 2023. A propósito de este encuentro, conversamos con John Melo del Colectivo Tal Cosa, ganador y curador.
¿Qué pueden encontrar las personas que se acerquen a la Cinemateca para Des-Com-Poner?
Des-Com-Poner es una muestra que pone en tensiones dos elementos claves, la descomposición como proceso de reconstrucción y de nueva vida a través de los procesos biológicos de ecosistemas naturales, pero también de ecosistemas sociales, y la descomposición en términos de creación, en el sentido en que se propone cuestionar las narrativas lineales propias del mercado audiovisual, para re-componer procesos de creación a partir del abordaje de la materialidad, es decir, el audiovisual como materia, como arcilla viva y como ritual, que interactúa con el entorno en distintos sentidos.
Los asistentes podrán encontrar audiovisuales que están vivos, que no pretenden buscar un final, sino que justamente se arrojan a la mutación y crecimiento constante, hasta que un día tal vez su ciclo se cumpla y se descomponen para dar paso a otros procesos de la vida en las artes audiovisuales. Estos audiovisuales instalados en el espacio, tienen un componente-complemento o Vicarianza que se estará proyectando en las salas de cine de la Cinemateca, y que contextualizan o expanden la percepción de las obras del espacio instalado en Sala E.
¿Cómo surge Des-Com-Poner desde antes de presentarse a la beca de curaduría audiovisual Idartes y por qué sucede específicamente en Barrios Unidos?
Nació en el año 2021. En un laboratorio de creación audiovisual experimental que se llamó Foto-Síntesis-Lab y fue ganador de la Beca para la realización de procesos de formación artística y cultural en la localidad de Barrios Unidos de la SCRD. Fue llevado a cabo por el Colectivo Tal Cosa (en ese entonces con Nina Mesías y Hugo Trujillo “Hache”) y abordaba los procesos audiovisuales desde tres módulos, Visual-Biológico, Sonorización sensible y Poéticas experimentales.
El Lab tuvo como base de operaciones la Plaza Distrital de Mercado Doce de Octubre, que nos acogió brindándonos un espacio para las sesiones y para el cacharreo. Con los días la plaza entera se convirtió en un gran laboratorio de encuentros, conversaciones y saberes. Como uno de los planteamientos era la identificación de mundos circundantes a través incluso de los micromundos, nos dimos a la tarea de recorrer y abordar distintos puntos de la localidad, que además es multidiversa y plantea distintas problemáticas, pues tiene por un lado el humedal el salitre, que como otros en Bogotá son espacios muy importantes para la vida y la diversidad, como vecino muy próximo tiene el barrio 7 de Agosto que maneja unas dinámicas muy distintas alrededor del comercio, el barrio San Felipe que, además de ser un epicentro del arte, está profundizando la gentrificación y huertas urbanas que evidencian la necesidad de recuperar nuestros suelos y la soberanía alimentaria alrededor del trabajo social y colectivo.
¿Cómo se vincularon a Des-Com-Poner los artistas que hacen parte del proyecto?
El laboratorio generó una convocatoria abierta para artistas de la localidad, y a partir de los inscritos se hizo un proceso de selección. De los artistas seleccionados hubo una parte que trabajó hasta el final del laboratorio y desarrollaron sus planteamientos y proyectos que tan solo en ese momento eran semillas y que con el tiempo se fueron transformando en lo que hoy se presencia. Incluso, algunos artistas que no alcanzaron a trabajar en los proyectos, aún hoy siguen vinculados al proceso con el ánimo de seguir trabajando ideas.
Creo que lo más importante es que posterior al laboratorio se creó una comunidad y una hermandad entre los artistas, el vínculo no se rompió y entonces el trabajo y diálogo pudo continuar en distintos espacios. Luego empezamos a realizar una investigación sobre cómo otros artistas externos al laboratorio podrían dialogar con la esencia de la curaduría. Ahí apareció Lucas Bambozzi, un artista de Brasil que a través de LAVRA pone en evidencia la problemática socio ambiental en Minas Gerais, una película que funciona como un oráculo de prevención del desastre que podría venir en Colombia si continuamos con estas prácticas extractivistas que privilegian el poder económico. El trabajo de Mario Opazo se vincula a través de las dinámicas rituales, el rompimiento de la narrativa lineal que siempre está presente en sus trabajos plásticos y que evidencia, al igual que otros artistas de Des-Com-Poner, el desarrollo de otras fuerzas que se hacen presentes en la creación.
La cotidianidad y el mundo circundante se hace presente en el trabajo material de Tetsuya Maruyama que interactúa directamente con los formatos de celuloide y muestras físicas del espacio, creando otros intersticios en donde la mirada varía. La obra de Mateo Amaral, que crea universos y ecosistemas virtuales dinámicos, albergando otro tipo de vida que ha sido hija de la tecnología tal y como sucede en el caso del Colectivo Reset. Sara Luna por su parte, construye el puente holístico que une investigaciones científicas con preguntas profundas sobre la espiritualidad y la noción de realidad, presentes de diversos modos en las otras creaciones que hacen parte de la muestra.
¿Qué retos encontraron durante el planteamiento y la ejecución de Des-Com-Poner?
Uno de los retos fue conceptual, porque queríamos dialogar con artistas de otros lugares de manera expandida, es decir, que el microuniverso de Barrios Unidos se escalará en Suramérica, generando una especie de mirada fractálica que nos permitiera identificar esos patrones que están presentes todo el tiempo en la vida. Por esto es que las visiones y problemáticas abordadas de manera local se pudieron extrapolar a través de las obras de los artistas invitados.
Otro reto viene de la misma naturaleza de los proyectos, nosotros les hemos llamado audiovisuales vivos porque están sujetos a la vida, y la vida también falla, la naturaleza de estos trabajos es mutar, cambiar constantemente, buscar otras vías de escape y en todas esas búsquedas aparece el error, pero también aparece el cambio y la posibilidad de adaptación. Y esto es difícil de aplicar en el campo práctico, debido a que el mismo medio en el que se desarrolla el audiovisual y la cinematografía está acostumbrado a que las piezas tengan un inicio y un fin en el eje incluso de una tecno eficiencia imperante, lo que hace que al plantearse el cuestionamiento de la linealidad y de la funcionalidad aparezcan obstáculos operativos y de diversos índoles, que en realidad tiene sentido que aparezcan y que además son necesarios, porque cuestionar las estructuras hegemónicas del mercado audiovisual genera choques, pero también genera encuentros de entendimiento, de socialización y de diálogo que son necesarios para repensar los procesos de creación en las artes audiovisuales. Ya hay mucho terreno construido a través de ciertas normas y dinámicas que mueven el circuito, pero creemos que siempre, siempre, debe haber tiempo y campo para la deconstrucción.
Des-Com-Poner tendrá un horario al público de martes a viernes de 2:00 a 6:00 p.m. y los sábados, domingos y festivos de 11:00 a.m. a 6:00 p.m., con acceso libre.
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